Gangs of New York
A ver si aguantais como yo esta pequeña reseña de este breve film que os he preparado, eso sí, habiendo leido: ASHBURY, HERBERT ; Gangs de Nueva York
, 1928 Editado en España por Edhasa, Barcelona, 2003. Por si os interesa, en serio, está entretenido.
Para muchas personas la búsqueda de sus orígenes es una de las inquietudes más frecuentes y comunes a lo largo de su vida. Si se trata además, de alguien vinculado firmemente a una ciudad y a una cultura, esta búsqueda de raíces adopta de repente un sentido mucho más lógico. Martin Scorsese y Nueva York son dos conceptos difícilmente separables. La ciudad que lo vio nacer, y en la que ha desarrollado toda su vida y la mayor parte de su carrera profesional, es en muchas de sus obras el escenario de fondo que actúa como un personaje más dentro dentro unas historias caracterizadas por la presencia de seres humanos decadentes y absorbidos por una reflexión existencial sobre sus vidas y su entorno. New York New York, La Edad de la Inocencia, Malas Calles, Taxi Driver, Uno de los nuestros , todas ellas comparten ese amor por la ciudad de los rascacielos, pero esta devoción no está exenta de tintes amargos, sino que, muy al contrario, su visión es siempre triste y desgarrada, marcada por un análisis del comportamiento social humano que nada tiene de esperanzador u optimista.
Martin Scorsese siempre ha tenido muy presentes sus orígenes. Pese a ser norteamericano, y considerarse como tal, Scorsese no olvida el hecho de ser descendiente de una familia entre tantas de inmigrantes italianos, que llegaron a América en el siglo XIX y se instalaron como pudieron a la búsqueda de un hueco en el mundo en el que poder echar raíces. Desde muy joven, Scorsese sintió curiosidad por indagar en este período de Norteamérica en el que se fue gestando poco a poco la sociedad que lo vio nacer. Ésta fue el resultado de la enorme amalgama inmigratoria de europeos, africanos y orientales que dejaban sus tierras hacia el nuevo y prometedor continente. Martin vivió su juventud en Little Italy, rodeado de familias como la suya, pero en el que aún se respiraba en el aire y se podía ver en los nombres de algunas iglesias la anterior presencia de los primeros irlandeses que colonizaron esas tierras.
El interés por esta etapa de la historia de su ciudad, se acrecentó cuando Scorsese leyó el libro de Herbert Ashbury Gangs de Nueva York : Bandas y bandidos en la Gran Manzana (1800-1925) (1), crónica detallada de una época de gestación de la gran urbe marcada tanto por las violentas luchas entre bandas callejeras en los barrios marginales, como por la corrupción política y policial que hacía imposible la erradicación de la delincuencia. El proyecto de realizar Gangs of New York bailaba en la cabeza del cineasta desde hacía más de tres décadas, pero el enorme presupuesto que debía comportar el film hacía imposible su financiación por ningún estudio. Fue la aceptación de Leonardo Di Caprio como protagonista, estrella indiscutible del star-system hollywoodiense actual, lo que supuso el empujón definitivo hacia la posibilidad de materialización del proyecto. El libro es una interesante relación de sucesos y de personajes que poblaron este contexto histórico y social, y que el cine ha olvidado más en favor del romanticismo edulcorado de otras historias que hablaban de clases sociales más favorecidas. La película de Scorsese no es una adaptación, sino una historia original basada en situaciones y personajes que aparecen en el libro de Ashbury, pero totalmente amoldada y recreada para conseguir un argumento sólido y sin fisuras. El guión, escrito por Steven Zaillian, Kenneth Lonnergan y sobretodo Jay Cocks, amigo personal del director que ya había colaborado con él en Malas calles (1973) y en La Edad de la Inocencia (1993) fue trabajado durante años y se vio plasmado finalmente en un argumento que narra la historia de dos hombres, William Cutting o Billy "el Carnicero" (Daniel Day-Lewis), jefe de la banda Native Americans, formada por delincuentes y asesinos de ascendencia protestante europea y que dominó el distrito marginal de Five Points durante tres décadas en el siglo XIX, y de Amsterdam Vallon (Leonardo di Caprio) hijo del Reverendo irlandés Vallon, jefe a su vez de la banda católica de los Dead Rabbits quien fue asesinado por Cutting durante una lucha por el dominio del distrito. Amsterdam, tras pasar su adolescencia en un reformatorio, vuelve a Five Points dispuesto a vengar la muerte de su padre y enfrentarse a Cutting. Pero los crueles y sangrientos enfrentamientos entre bandas no serán la única nota dominante en todo este panorama: la corrupción de los políticos, quienes defienden a los criminales para obtener de su parte votos en las urnas por medio de coacciones a los ciudadanos, y de los cuerpos policiales y de bomberos, más preocupados por subsistir y sacar tajada de toda la corrupción establecida, provocarán que Five Points se convierta en un distrito sin ley, en el que la supervivencia sólo será posible para los más fuertes. Como suma a todo esto, el alistamiento obligatorio de soldados en la Guerra de Secesión en el año 1863, durante el gobierno de Lincoln, del que sólo podían librarse los más adinerados, ocasionará los más violentos disturbios que sufriría en toda su historia la ciudad, dejando al descubierto una injusticia social por la que sólo los pobres y los inmigrantes perdían la vida en el frente.
La película trata el tema de la violencia como verdadera y genuina condición de la naturaleza humana ante la desesperación. En situaciones límite, cualquier persona es capaz de luchar hasta la muerte por conseguir sobrevivir en un medio que le es hostil. Scorsese defiende que esta situación es y ha sido siempre en el fondo la misma. Las diferencias de clases, los privilegios de unos y desdichas de otros han existido siempre, y lo cierto es que todas las ciudades han surgido del dolor y el sufrimiento de muchas personas, de la lucha de unos contra otros para ganarse una vida mejor. Gangs of New York es la culminación de todas las reflexiones de Scorsese sobre la vida en Nueva York, aunque de hecho es aplicable a cualquier otra ciudad del mundo. El final del film, con los planos de un Sky-line modificado para aparecer como en una postal ante el puente de Brooklyn -símbolo del primer enlace de la ciudad con sus suburbios-, es un compendio de todas las épocas que sucederán a la de Cutting y Vallon, y cuya culminación será, ironías del destino, el triste plano de las Torres Gemelas imponiendo su forma en el perfil de los rascacielos, plano que el director finalmente decidió no suprimir del metraje, puesto que, aunque de manera involuntaria, constituye una prueba más del mensaje de la película, un símbolo de la gente que lucha, sufre, ama y muere en la ciudad y por ella (2).
Martin Scorsese vuelve a demostrar en Gangs of New York su gran talento como director, una condición que finalmente puede verse -ha de verse, a mi entender- reconocida por la Academia de Hollywood, que le ha negado el Óscar en tres ocasiones anteriores. Scorsese sabe encontrar la forma justa en cada una de las escenas del film. Así, las escenas de Five Points están realizadas con un estilo seco y con un montaje y una realización que imprimen un ritmo vertiginoso y reflejan la violencia del entorno con una planificación muy cerrada y agobiante, que aún violenta más una realidad ya de por sí muy cruda. No obstante, la cámara no toma mucho partido en la acción, y es que esto, como sabe el director, aquí no es necesario, pues la realidad se expresa por sí sola, y las imágenes no necesitan del poder expresivo de la cámara para reflejar un mundo ya de por sí terriblemente violento. Por otro lado, el estilo de La edad de las Inocencia, con largos planos en movimiento y colores cálidos y suaves que hipnotizan al espectador por su belleza, se vuelve a ver en las escenas que muestran la vida de las altas clases sociales, y esto refleja sin duda una languidez que nada tiene que ver con la brutal existencia de sus vecinos. Por último, la escena de la revuelta final contra las fuerzas del orden está rodada con un estilo casi documental, en clara voluntad de indicarle al espectador que eso es aún más serio, pues así es cómo en realidad sucedió y esto es algo que nadie debería olvidar.
Los personajes de Gangs of New York, fueron en su mayoría inspirados en personas retratadas en el libro de Ashbury, como la cruel Hell-Cat Maggie, McGloin o Los Chicos del Amanecer. Pero es sin duda el mismo Billy Cutting quien se lleva el gato al agua, no sólo por la perfecta interpretación de Daniel Day-Lewis, quien arrasa con todo y con todos y se erige en centro indiscutible del film, sino por la misma caracterización del personaje, patriota xenófobo y racista, aún olvidando sus propios orígenes, pero tras el cual se vislumbra una humanidad y una justificación moral que contrasta violentamente con su lado más perverso y cruel. Cutting es un ser humano, ante todo, no es un monstruo, y esta dualidad, lejos de mostrarse postiza e irreal, consigue que entendamos la verdadera motivación de tan salvaje actitud ante el mundo. - El miedo me hace sobrevivir- le dice Cutting a Amsterdam, y el miedo es sin duda el origen humano de la violencia como defensa. Cutting muere, al igual que en el libro, defendiendo su honor, "como un auténtico americano", patriotismo ligado al amor a una tierra que nada le ha dado y por la que en el fondo, nadie merece perder su vida. El resto de personajes estan igualmente muy bien trabajados, destacando el político William Boss Tweed, interpretado por un excelente Jim Broadbent o el magnífico Brendan Gleeson, como Walter Monk McGinn. No obstante, quizás sean opciones desacertadas la elección de Cameron Diaz y de Leonardo di Caprio en los papeles protagonistas. Di Caprio, pese realizar un buen trabajo interpretativo, no consigue convencer en su papel de joven duramente maltratado por la vida, quizás pagando un precio injusto por un físico aniñado que no se corresponde con la fuerza de su personaje. En cuanto a Cameron Díaz, el personaje de Jennie Everdane no acaba de entrar en la película, demasiado postizo y perfecto para unas condiciones de vida tan adversas, y no funciona en ningún momento, agravado por la floja interpretación de Díaz para esta ocasión.
Rodeado de unos profesionales excelentes, de los que destacan su montadora habitual Thelma Shoonmaker, quien vuelve a realizar un trabajo de impecable perfección artística y técnica; la música de Howard Shore, uno de los mejores compositores actuales con dos de las bandas sonoras originales más importantes de los últimos años, la presente y El señor de los anillos; la colaboración musical de Bono y de Peter Gabriel, componiendo en el primer caso la conmovedora canción original para los créditos, que no aparecen hasta el final de la cinta; la impresionante puesta en escena del diseñador de producción Dante Ferretti, antiguo colaborador de monstruos como Fellini, Pasolini, Marco Ferreri y otros grandes, y para la que se construyeron enormes decorados en los estudios de Cinecittá en Roma entre los que destacaban las calles de la Nueva York de la época; y por último, la fotografía del también habitual Michael Ballhaus, otro de los posibles triunfadores de la próxima edición de los premios de la Academia, nueva muestra de su gran talento como profesional de la iluminación y el encuadre.
Gangs of New York es una graaaan y extensa obra. Dicen que las buenas creaciones mejoran con los años y en este caso.Ahora en serio, es seguro que el tiempo hará que la película se consagre como una de las mejores dentro de la carrera de un director que, esperemos, nos deleite con muchas más creaciones que nos hagan disfrutar y reflexionar al nivel de lo que consigue el buen cine.
© 2004 ALEX MELGARES
Para muchas personas la búsqueda de sus orígenes es una de las inquietudes más frecuentes y comunes a lo largo de su vida. Si se trata además, de alguien vinculado firmemente a una ciudad y a una cultura, esta búsqueda de raíces adopta de repente un sentido mucho más lógico. Martin Scorsese y Nueva York son dos conceptos difícilmente separables. La ciudad que lo vio nacer, y en la que ha desarrollado toda su vida y la mayor parte de su carrera profesional, es en muchas de sus obras el escenario de fondo que actúa como un personaje más dentro dentro unas historias caracterizadas por la presencia de seres humanos decadentes y absorbidos por una reflexión existencial sobre sus vidas y su entorno. New York New York, La Edad de la Inocencia, Malas Calles, Taxi Driver, Uno de los nuestros , todas ellas comparten ese amor por la ciudad de los rascacielos, pero esta devoción no está exenta de tintes amargos, sino que, muy al contrario, su visión es siempre triste y desgarrada, marcada por un análisis del comportamiento social humano que nada tiene de esperanzador u optimista.
Martin Scorsese siempre ha tenido muy presentes sus orígenes. Pese a ser norteamericano, y considerarse como tal, Scorsese no olvida el hecho de ser descendiente de una familia entre tantas de inmigrantes italianos, que llegaron a América en el siglo XIX y se instalaron como pudieron a la búsqueda de un hueco en el mundo en el que poder echar raíces. Desde muy joven, Scorsese sintió curiosidad por indagar en este período de Norteamérica en el que se fue gestando poco a poco la sociedad que lo vio nacer. Ésta fue el resultado de la enorme amalgama inmigratoria de europeos, africanos y orientales que dejaban sus tierras hacia el nuevo y prometedor continente. Martin vivió su juventud en Little Italy, rodeado de familias como la suya, pero en el que aún se respiraba en el aire y se podía ver en los nombres de algunas iglesias la anterior presencia de los primeros irlandeses que colonizaron esas tierras.
El interés por esta etapa de la historia de su ciudad, se acrecentó cuando Scorsese leyó el libro de Herbert Ashbury Gangs de Nueva York : Bandas y bandidos en la Gran Manzana (1800-1925) (1), crónica detallada de una época de gestación de la gran urbe marcada tanto por las violentas luchas entre bandas callejeras en los barrios marginales, como por la corrupción política y policial que hacía imposible la erradicación de la delincuencia. El proyecto de realizar Gangs of New York bailaba en la cabeza del cineasta desde hacía más de tres décadas, pero el enorme presupuesto que debía comportar el film hacía imposible su financiación por ningún estudio. Fue la aceptación de Leonardo Di Caprio como protagonista, estrella indiscutible del star-system hollywoodiense actual, lo que supuso el empujón definitivo hacia la posibilidad de materialización del proyecto. El libro es una interesante relación de sucesos y de personajes que poblaron este contexto histórico y social, y que el cine ha olvidado más en favor del romanticismo edulcorado de otras historias que hablaban de clases sociales más favorecidas. La película de Scorsese no es una adaptación, sino una historia original basada en situaciones y personajes que aparecen en el libro de Ashbury, pero totalmente amoldada y recreada para conseguir un argumento sólido y sin fisuras. El guión, escrito por Steven Zaillian, Kenneth Lonnergan y sobretodo Jay Cocks, amigo personal del director que ya había colaborado con él en Malas calles (1973) y en La Edad de la Inocencia (1993) fue trabajado durante años y se vio plasmado finalmente en un argumento que narra la historia de dos hombres, William Cutting o Billy "el Carnicero" (Daniel Day-Lewis), jefe de la banda Native Americans, formada por delincuentes y asesinos de ascendencia protestante europea y que dominó el distrito marginal de Five Points durante tres décadas en el siglo XIX, y de Amsterdam Vallon (Leonardo di Caprio) hijo del Reverendo irlandés Vallon, jefe a su vez de la banda católica de los Dead Rabbits quien fue asesinado por Cutting durante una lucha por el dominio del distrito. Amsterdam, tras pasar su adolescencia en un reformatorio, vuelve a Five Points dispuesto a vengar la muerte de su padre y enfrentarse a Cutting. Pero los crueles y sangrientos enfrentamientos entre bandas no serán la única nota dominante en todo este panorama: la corrupción de los políticos, quienes defienden a los criminales para obtener de su parte votos en las urnas por medio de coacciones a los ciudadanos, y de los cuerpos policiales y de bomberos, más preocupados por subsistir y sacar tajada de toda la corrupción establecida, provocarán que Five Points se convierta en un distrito sin ley, en el que la supervivencia sólo será posible para los más fuertes. Como suma a todo esto, el alistamiento obligatorio de soldados en la Guerra de Secesión en el año 1863, durante el gobierno de Lincoln, del que sólo podían librarse los más adinerados, ocasionará los más violentos disturbios que sufriría en toda su historia la ciudad, dejando al descubierto una injusticia social por la que sólo los pobres y los inmigrantes perdían la vida en el frente.
La película trata el tema de la violencia como verdadera y genuina condición de la naturaleza humana ante la desesperación. En situaciones límite, cualquier persona es capaz de luchar hasta la muerte por conseguir sobrevivir en un medio que le es hostil. Scorsese defiende que esta situación es y ha sido siempre en el fondo la misma. Las diferencias de clases, los privilegios de unos y desdichas de otros han existido siempre, y lo cierto es que todas las ciudades han surgido del dolor y el sufrimiento de muchas personas, de la lucha de unos contra otros para ganarse una vida mejor. Gangs of New York es la culminación de todas las reflexiones de Scorsese sobre la vida en Nueva York, aunque de hecho es aplicable a cualquier otra ciudad del mundo. El final del film, con los planos de un Sky-line modificado para aparecer como en una postal ante el puente de Brooklyn -símbolo del primer enlace de la ciudad con sus suburbios-, es un compendio de todas las épocas que sucederán a la de Cutting y Vallon, y cuya culminación será, ironías del destino, el triste plano de las Torres Gemelas imponiendo su forma en el perfil de los rascacielos, plano que el director finalmente decidió no suprimir del metraje, puesto que, aunque de manera involuntaria, constituye una prueba más del mensaje de la película, un símbolo de la gente que lucha, sufre, ama y muere en la ciudad y por ella (2).
Martin Scorsese vuelve a demostrar en Gangs of New York su gran talento como director, una condición que finalmente puede verse -ha de verse, a mi entender- reconocida por la Academia de Hollywood, que le ha negado el Óscar en tres ocasiones anteriores. Scorsese sabe encontrar la forma justa en cada una de las escenas del film. Así, las escenas de Five Points están realizadas con un estilo seco y con un montaje y una realización que imprimen un ritmo vertiginoso y reflejan la violencia del entorno con una planificación muy cerrada y agobiante, que aún violenta más una realidad ya de por sí muy cruda. No obstante, la cámara no toma mucho partido en la acción, y es que esto, como sabe el director, aquí no es necesario, pues la realidad se expresa por sí sola, y las imágenes no necesitan del poder expresivo de la cámara para reflejar un mundo ya de por sí terriblemente violento. Por otro lado, el estilo de La edad de las Inocencia, con largos planos en movimiento y colores cálidos y suaves que hipnotizan al espectador por su belleza, se vuelve a ver en las escenas que muestran la vida de las altas clases sociales, y esto refleja sin duda una languidez que nada tiene que ver con la brutal existencia de sus vecinos. Por último, la escena de la revuelta final contra las fuerzas del orden está rodada con un estilo casi documental, en clara voluntad de indicarle al espectador que eso es aún más serio, pues así es cómo en realidad sucedió y esto es algo que nadie debería olvidar.
Los personajes de Gangs of New York, fueron en su mayoría inspirados en personas retratadas en el libro de Ashbury, como la cruel Hell-Cat Maggie, McGloin o Los Chicos del Amanecer. Pero es sin duda el mismo Billy Cutting quien se lleva el gato al agua, no sólo por la perfecta interpretación de Daniel Day-Lewis, quien arrasa con todo y con todos y se erige en centro indiscutible del film, sino por la misma caracterización del personaje, patriota xenófobo y racista, aún olvidando sus propios orígenes, pero tras el cual se vislumbra una humanidad y una justificación moral que contrasta violentamente con su lado más perverso y cruel. Cutting es un ser humano, ante todo, no es un monstruo, y esta dualidad, lejos de mostrarse postiza e irreal, consigue que entendamos la verdadera motivación de tan salvaje actitud ante el mundo. - El miedo me hace sobrevivir- le dice Cutting a Amsterdam, y el miedo es sin duda el origen humano de la violencia como defensa. Cutting muere, al igual que en el libro, defendiendo su honor, "como un auténtico americano", patriotismo ligado al amor a una tierra que nada le ha dado y por la que en el fondo, nadie merece perder su vida. El resto de personajes estan igualmente muy bien trabajados, destacando el político William Boss Tweed, interpretado por un excelente Jim Broadbent o el magnífico Brendan Gleeson, como Walter Monk McGinn. No obstante, quizás sean opciones desacertadas la elección de Cameron Diaz y de Leonardo di Caprio en los papeles protagonistas. Di Caprio, pese realizar un buen trabajo interpretativo, no consigue convencer en su papel de joven duramente maltratado por la vida, quizás pagando un precio injusto por un físico aniñado que no se corresponde con la fuerza de su personaje. En cuanto a Cameron Díaz, el personaje de Jennie Everdane no acaba de entrar en la película, demasiado postizo y perfecto para unas condiciones de vida tan adversas, y no funciona en ningún momento, agravado por la floja interpretación de Díaz para esta ocasión.
Rodeado de unos profesionales excelentes, de los que destacan su montadora habitual Thelma Shoonmaker, quien vuelve a realizar un trabajo de impecable perfección artística y técnica; la música de Howard Shore, uno de los mejores compositores actuales con dos de las bandas sonoras originales más importantes de los últimos años, la presente y El señor de los anillos; la colaboración musical de Bono y de Peter Gabriel, componiendo en el primer caso la conmovedora canción original para los créditos, que no aparecen hasta el final de la cinta; la impresionante puesta en escena del diseñador de producción Dante Ferretti, antiguo colaborador de monstruos como Fellini, Pasolini, Marco Ferreri y otros grandes, y para la que se construyeron enormes decorados en los estudios de Cinecittá en Roma entre los que destacaban las calles de la Nueva York de la época; y por último, la fotografía del también habitual Michael Ballhaus, otro de los posibles triunfadores de la próxima edición de los premios de la Academia, nueva muestra de su gran talento como profesional de la iluminación y el encuadre.
Gangs of New York es una graaaan y extensa obra. Dicen que las buenas creaciones mejoran con los años y en este caso.Ahora en serio, es seguro que el tiempo hará que la película se consagre como una de las mejores dentro de la carrera de un director que, esperemos, nos deleite con muchas más creaciones que nos hagan disfrutar y reflexionar al nivel de lo que consigue el buen cine.
© 2004 ALEX MELGARES
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