La playa de los galgos
En versión española hace poco me tragué esta peli que no está del todo mal, le sobra una tercera parte que añade el director para quizá profundizar un poco más en los personajes.
La película nos relata la vida de un hombre, Martín Alcorta(Carmelo Gómez), que busca a su hermano perdido desde hace una decena de años, se encuentra en su camino con una mujer enigmática que, al hilo de ciertos avatares desconcertantes, decide seguirle y después de imponer su presencia, construirse la vida a su lado. En principio, el hombre desconfía, sin sospechar cuáles pueden ser las auténticas intenciones de la mujer. Simplemente se pregunta la verdadera razón de tanta insistencia. Tras un tiempo junto a ella aplaca sus dudas y en su compañía emprende un largo viaje en busca de aquel hermano perdido.
La playa de los galgos comienza como una historia de suspense e intriga, desencadenada por actos de violencia terrorista el conflicto vasco y la represión argentina de los ochenta sirven de telón de fondo que a nadie dejan satisfechos. Ésta es la tesis de una película en que se muestran familias rotas y vidas marcadas por el dolor o la enfermedad, donde el individuo deja ver su propia vulnerabilidad ante la ceguera incubada por la violencia o por el deseo de venganza, y donde los vivos parecen correr como galgos sin encontrar las puertas de la libertad y del amor. Asistimos a verdaderos dramas interiores, donde se mezclan amor y odio, perdón y venganza, o bondad e ingenuidad con la mentira y la falsedad.
Camus crea una galería de personajes dibujados con matices que la vida real presenta, con reacciones inteligentes y pasionales. El director cántabro se muestra convencido de que en la vida y en el proceso creativo sólo existe el instinto, y que la única certeza es la propia vida como un discurrir misterioso de tantos sucesos indescifrables.
Pero como se dice al comienzo del tercer capítulo,cosa que me gustó: "los que aman no mueren si quieren vivir" o algo parecido. (prometo que os pondré la frase exacta cuando revise la película)
Por eso, cerrado el círculo de la trama negra, la película deriva por caminos de melodrama romántico de tintes trágicos, e inevitablemente decae el ritmo narrativo. Lo que Camus busca es desarrollar las historias paralelas, con las paradojas que viven el ingenuo Martín, la enigmática Berta, o el psiquiatra ahora ocupado pacientemente en arreglar relojes (sugestiva imagen de lo que supone poner en marcha la vida que se ha parado en enfermos psíquicos). Por eso, se desvelarán nuevas contradicciones en una búsqueda de amor y sentido a la vida, aunque para eso caiga en la irracionalidad del comportamiento o en propuestas de amor al margen de cualquier moralidad, incluidas escenas explícitas de sexo.
Las interpretaciones de Carmelo Gómez, Claudia Gerini y Miguel Ángel Solá trasmiten convicción y dramas personales asumidos, con inocencia, perversidad y bondad respectivamente.
Menos fuerza y más forzados se nos presentan las actuaciones que eso parecen más que interpretaciones de Ingrid Rubio y Gustavo Salmerón.
Estamos, pues, ante una película que indaga en el comportamiento del hombre, siempre ligado a la vida y a la muerte. El realismo dramático con que lo trata y la sensibilidad del espectador actual ante la violencia terrorista hacen que se vea con atención e interés, y que se logre fácilmente una empatía con los dramas de sus protagonistas.
ALEX MELGARES
La película nos relata la vida de un hombre, Martín Alcorta(Carmelo Gómez), que busca a su hermano perdido desde hace una decena de años, se encuentra en su camino con una mujer enigmática que, al hilo de ciertos avatares desconcertantes, decide seguirle y después de imponer su presencia, construirse la vida a su lado. En principio, el hombre desconfía, sin sospechar cuáles pueden ser las auténticas intenciones de la mujer. Simplemente se pregunta la verdadera razón de tanta insistencia. Tras un tiempo junto a ella aplaca sus dudas y en su compañía emprende un largo viaje en busca de aquel hermano perdido.
La playa de los galgos comienza como una historia de suspense e intriga, desencadenada por actos de violencia terrorista el conflicto vasco y la represión argentina de los ochenta sirven de telón de fondo que a nadie dejan satisfechos. Ésta es la tesis de una película en que se muestran familias rotas y vidas marcadas por el dolor o la enfermedad, donde el individuo deja ver su propia vulnerabilidad ante la ceguera incubada por la violencia o por el deseo de venganza, y donde los vivos parecen correr como galgos sin encontrar las puertas de la libertad y del amor. Asistimos a verdaderos dramas interiores, donde se mezclan amor y odio, perdón y venganza, o bondad e ingenuidad con la mentira y la falsedad.
Camus crea una galería de personajes dibujados con matices que la vida real presenta, con reacciones inteligentes y pasionales. El director cántabro se muestra convencido de que en la vida y en el proceso creativo sólo existe el instinto, y que la única certeza es la propia vida como un discurrir misterioso de tantos sucesos indescifrables.
Pero como se dice al comienzo del tercer capítulo,cosa que me gustó: "los que aman no mueren si quieren vivir" o algo parecido. (prometo que os pondré la frase exacta cuando revise la película)
Por eso, cerrado el círculo de la trama negra, la película deriva por caminos de melodrama romántico de tintes trágicos, e inevitablemente decae el ritmo narrativo. Lo que Camus busca es desarrollar las historias paralelas, con las paradojas que viven el ingenuo Martín, la enigmática Berta, o el psiquiatra ahora ocupado pacientemente en arreglar relojes (sugestiva imagen de lo que supone poner en marcha la vida que se ha parado en enfermos psíquicos). Por eso, se desvelarán nuevas contradicciones en una búsqueda de amor y sentido a la vida, aunque para eso caiga en la irracionalidad del comportamiento o en propuestas de amor al margen de cualquier moralidad, incluidas escenas explícitas de sexo.
Las interpretaciones de Carmelo Gómez, Claudia Gerini y Miguel Ángel Solá trasmiten convicción y dramas personales asumidos, con inocencia, perversidad y bondad respectivamente.
Menos fuerza y más forzados se nos presentan las actuaciones que eso parecen más que interpretaciones de Ingrid Rubio y Gustavo Salmerón.
Estamos, pues, ante una película que indaga en el comportamiento del hombre, siempre ligado a la vida y a la muerte. El realismo dramático con que lo trata y la sensibilidad del espectador actual ante la violencia terrorista hacen que se vea con atención e interés, y que se logre fácilmente una empatía con los dramas de sus protagonistas.
ALEX MELGARES
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